PABLO AIMAR: LA MAGIA DEL PAYASO

                                 

El Valencia está viviendo una nueva época de bonanza en cuanto a la Liga se refiere. Sus números recuerdan a tiempos mejores en los que se sentaba a la mesa de los equipos más grandes del mundo. No hace tanto tiempo que el conjunto ché llego a dos finales de Champions League consecutivas, ganó dos ligas al Madrid de los galácticos y conquistó la Copa de la UEFA.


 Por ello me gustaría recordar al que, en mi opinión, era el mejor jugador de aquella espléndida plantilla, Pablo Aimar.



En sus comienzos en River Plate ya dejaba claro que tenía madera de estrella y de líder. Formó un equipo de ensueño con jugadores como Javier Saviola, Juan Pablo Ángel o Ariel Ortega. El club millonario consiguió seis títulos en cinco años firmando así una de las páginas más gloriosas del club en toda su historia.

Estaba claro que Aimar abandonaría pronto River para fichar por un gran club europeo. Este club fue el Valencia, donde desde el primer momento Aimar se erigió pieza clave de un ambicioso proyecto. En la ciudad del Turia,  El Payaso vivió sus mejores momentos como futbolista. Llegó a una final de Liga de Campeones, ganó dos títulos de liga, la Copa de la UEFA y la Supercopa de Europa.

Pablo Aimar fue un jugador exquisito, con una técnica envidiable que unida a su gran velocidad mental, hacían de él uno de los mejores mediapuntas de la época. Desde joven se vio su enorme potencial, que se veía lastrado por un físico que no le proporcionó ninguna ventaja respecto al resto. Era bajito, extremadamente delgado y débil, por lo que tenía que dar rienda suelta a su enorme talento para destacar ante el resto.

Abandonó el Valencia para fichar por el Real Zaragoza en un ambicioso proyecto, pero que se vio mermado por la irregularidad del equipo y los malos resultados. El rendimiento de Aimar fue bajando en buena parte por culpa de las lesiones, que afectaron con dureza gran parte de su carrera.

Aún habiendo estado lesionado casi toda la segunda temporada que disputó en el Zaragoza, el Benfica portugués apostó por él y lo fichó en 2008. Su rendimiento siguió siendo muy irregular, aunque hubo momentos en los que mostró destellos del gran jugador que fue. Su bagaje en Portugal se cerró con una Liga y cuatro Copas en 5 años.

Tras una temporada en el Johor FC de Malasia, Aimar llegó a River Plate en 2015, donde se retiró tras no recuperarse de una lesión de tobillo.

Pablo Aimar fue un jugador exquisito, técnico, hábil... Con una gran inteligencia en el terreno de juego y una gran capacidad de creación. Su carrera se quedó corta, a pesar de haber logrado múltiples triunfos, para el potencial que tenía. Un futbolista mágico que enamoró a una generación y cuya trayectoria se vio seriamente mermada por los problemas físicos.