Neymar

Neymar es ya la gran promesa del fútbol brasileño. Con tan solo 19 primaveras, su rol dentro del Santos es claramente el de estrella. Muchos equipos ven en el delantero una mina de oro para reforzar sus plantillas de cara al curso que viene.
Neymar no es un delantero centro puro, su juego es más versátil y realiza constantes movimientos en la zona del enganche. Recibe e inmediatamente se pone a jugar de cara a la portería rival, encarando, driblando y con la mirada puesta en la red. Su habilidad con el esférico parece innata. Su pie y el balón se fusionan formando un ente casi inseparable. Con su juego de magia y diabluras enamora a la afición del Santos que ya lo compara incluso con Pelé.

Pero Pelé formó parte del club brasileño prácticamente toda su carrera, algo que parece no va a suceder con Neymar. Su descaro y calidad han atraído con fuerza a los clubes más importantes de Europa, y al igual que pasó con Robinho, si hay una buena oferta encima de la mesa no dudarían en aceptar.

Neymar ofrece muchas posibilidades a un entrenador ya que puede actuar en cualquier posición de la media punta. Aunque su posición preferida no está definida. Le gusta campear libre por el césped, sin restricciones tácticas. Arranca en cualquier zona de tres cuartos, preferiblemente la izquierda, y arrasa con lo que encuentra al paso. Un futbolista brillante, pero que como todos, tiene un pero.

Neymar es muy bueno, pero no tanto como su ego cree. Hace no mucho observamos como al negársele tirar una pena máxima, Neymar se vengó particularmente de sus compañeros. Decidió hacer la guerra por su cuenta, sin pasar a nadie y aguantando las patadas que propinaban sus rivales. Una actitud egoísta, prepotente y sin duda carente de compañerismo.

Por lo tanto Neymar es un mediapunta brillante, mágico, hábil. Un futbolista de videojuegos, pero también es un cartucho de dinamita con la mecha corta. Hay que saber como tratarle tanto si eres técnico como si eres compañero. El entrenador que apueste por su potencial sabrá que tiene que equilibrar esa calidad sorprendente con esa actitud tan complicada.