La noticia del verano en la NBA fue la superproducción que había preparado Miami para afrontar la temporada 2010-2011. El fichaje de los agentes libres LeBron James y Chris Bosh daban un salto de calidad impresionante al conjunto de Florida. En Miami se juntaban tres de los mejores jugadores del planeta basket, LeBron, Bosh y Wade. Todo pintaba muy bien. Pero las cosas han dado un giro de 180º.
Se esperaba un nuevo aspirante al trono de la NBA en Miami. Se creía que juntando a los mejores se podía crear un superequipo capaz de destrozar a cualquier franquicia. Pero parece que tres grandes gallos en un mismo corral no es bueno para la marcha del equipo.
La motivación de los demás equipos era un handicap que jugaba en contra de los Heat. Ganar a LeBron, Wade y Bosh era un caramelo que muchos equipos querían probar. Y hasta ahora no parece una empresa complicada ya que su balance es de 8 victorias por 7 derrotas, un promedio nunca esperado por los dirigentes del equipo.
Se pretendía buscar una alternativa a Lakers, Orlando o Boston quienes acaparaban las listas de favoritos a conseguir otro anillo. Pero Miami se ha dado un batacazo monumental y la duda está en saber si el tiempo va a ayudar a que los Heat se metan en Playoffs y en que posición. La división este es la más competitiva y por lo tanto la más complicada. La ventaja puede ser que los mejores equipos hasta el momento se encuentran en otra conferencia, por lo que el equipo de Florida no se verá las caras asiduamente con los Mavericks, Lakers o Spurs.
La cuestión es conocer que fórmula vendría bien al club. Bosh está siendo una sombra de lo que era en Raptors y da la sensación que Wade y LeBron se anulan mutuamente. Lo que parecía iba a ser una hegemonía, un equipo de leyenda, se está volviendo una pesadilla en la que los grandes damnificados son los aficionados, quienes no comprende que tres de los mejores jugadores de la NBA no saquen sus partidos adelante. O cambian o la decepción puede ser mayúscula.
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