SECCIONES

12/4/10

EL JUEGO SE IMPONE A LA PEGADA


Como si de una partida de ajedrez se tratase, Madrid y Barça se enfrentaron en un partido más táctico que lustroso, donde él no fallar se convertía en más importante que el arriesgar. Guardiola, el Kasparov de este deporte, sorprendió a todos al colocar a Dani Alves como interior y dejando el lateral para Puyol. Mala decisión. El brasileño no ataca con tanta imaginación desde una posición más adelantada.
El Madrid se esperaba que saliera como lo hizo, presionando arriba e intentando cotocircuitar la circulación del balón. Era evidente que los blancos no iban a discutir el balón al Barça. Lo que no era evidente es que los azulgranas estuvieran tan espesos. Si el partido no hubiera sido un clásico, no hubiera tenido la emoción en un ambiente caldeado, habría sido un encuentro sin trascendencia, una pugna soporífera.
El Madrid llegaba con salidas rápidas llevadas a cabo por Van der Vaart y Marcelo que intentaban combinar con Ronaldo – en la inmensa mayoría de las veces – y con el Pipa que debido a los pocos balones que recibió, fue una isla en la gran defensa culé. Las llegadas merengues no eran ni mucho menos peligrosas, y los pocos tiros realizados eran placados por Valdés con suma facilidad, o se iban fuera. Ronaldo, la gran esperanza blanca, estuvo decepcionante. Un gran Piqué le pasó por encima y no le dejó regatear ninguna vez.
Por parte del Barça, Busqutes y Xavi se encargaban de mover el balón. No contaban con la ayuda de Alves, mermado por su posición, ni de Messi que era acosado por los centrales del Madrid. Pero allí estaban Pedro, que se marcó un partidazo y Keita, que estuvo incansable. El primer gol blaugrana llegó por un despiste blanco. El Barça sacó rápido una falta, Messi combinó con Xavi y este realizó un pase magistral, un toque sutil que debería enseñarse en todas las escuelas de fútbol. Messi controló, quebró a Albiol y batió con la derecha a Casillas. Fue el primer tiro del Barça.
La segunda parte más de lo mismo, solo que debido al cansancio merengue, Xavi tuvo más facilidad para hacer circular el esférico. Enseguida se volvió a ver que Gago es un futbolista muy gris y que no pudo ni siquiera presionar con firmeza al jugador de Terrassa. Xavi volvió a impartir otra clase de balompié, y le puso un pase preciso a Pedro que definió con una calidad impresionante. Casillas estaba desesperado, le habían tirado dos veces y había encajado dos goles.
El Madrid buscó revulsivo en Guti, que puso otro ritmo y la primera que tocó, conectó con Van der Vaart que ante un gran Valdés, erró la mejor ocasión hasta entonces del Madrid. Raúl y Benzema salieron después por Van der Vaart e Higuaín – el argentino no debió salir del campo, ya que el Madrid iba perdiendo – para intentar maquillar el resultado. Raúl vio puerta, pero Mejuto anuló el tanto por una dudosa previa mano de Benzema.
Por lo demás, el Barça, con Messi y Xavi a la cabeza, pudieron terminar de humillar al eterno rival, ya que el argentino tuvo dos manos a manos clarísimos para haber sentenciado y enterrado el encuentro.
Fue un partido muy duro, marcado por las ganas de cortar el juego como fuese. Muchas faltas, mucha tensión pero poco fútbol. Ese poco evidentemente, lo puso el Barça. El equipo catalán suma ya cuatro victorias consecutivas frente a su enemigo mortal. Cifras que nunca se habían visto. El mérito aumenta si vemos que los culés han metido doce goles en 4 partidos por 2 de los blancos.
El equipo merengue se aleja por tanto de la lucha por el único título que le era posible, una liga que ya era más que obligatoria y que si no se consigue, dejará tambaleando un megaproyecto que empezó ilusionando y está acabando por desesperar a muchos. La situación se volverá insostenible si después de todo lo invertido y todo lo trabajado, el equipo madrileño se queda otro año en blanco.
Por su parte, el Barça vuelve a demostrar que es el mejor equipo del mundo, y que Pep Guardiola es el mejor estandarte de un conjunto encargado de maravillar a todos y con la misión de seguir haciendo historia, una historia a la que parece no salirle competidor, ya que se vio que ni ante un Barcelona más flojo de lo normal, el Madrid no fue capaz de hacerle sombra.

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