Y otra vez la historia de siempre... La maldición de octavos se ceba de nuevo con el Madrid. Tras una primera parte esperanzadora en la que el conjunto merengue pudo haber sentenciado y con solvencia la eliminatoria, se avecinó la catástrofe en el segundo tiempo. Puel, el míster del Lyon apostó por el juego de toque y metió a Kaalstrom que desestabilizó por completo el mediocampo blanco. El Lyon salió muy fuerte y el Madrid, perpplejo, no supo como reaccionar. No sé que pasaría en el vestuario, pero Pellegrini no debió de hacer mucho porque salieron desconcentrados y apáticos.
Van der Vaart salió por Granero y el juego del Madrid fue más rápido, pero no más eficaz, y un error gravísimo de la defensa, propiciado por el mal estado de forma de jugadores como Ramos o Guti, hicieron que el Lyon se plantase delante de la portería de Casillas. Pjanic, el talentoso jugador luxemburgués, fusiló con su pierna izquierda.
Luego llegó el cambío tonto. Raúl, que evidentemente tenía que salir, sustituyó a Kaka. El brasileño no debió abandonar el campo. La eliminatoria estaba perdida y Pellegrini pecó de cobarde. Luego más tarde introdujo a un medio defensivo como Diarra en vez de un jugador de ataque.
Impresentable la actitud del chileno. Si un equipo de 300 millones no te funciona, es porque el entrenador es bastante malo. Espero, por el bien del Madrid, que este patético DT no diriga mucho más en la Casa Blanca.
El Lyon, un equipo que en España no lucharía ni por la UEFA, ha dado una gran lección de fútbol al mejor equipo del siglo XX. Enhorabuena a los franceses, y a los madrileños, que no bajen la cabeza y que luchen por la liga, que aunque sabe a poco, es un trofeo.
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